Aniversario de anuncios.com

 

Viva la ignorancia.

Por Daniel Solana

Artículo aparecido en el nº 1539 de la revista Anuncios, en octubre de 2016

Temática: Aniversario del lanzamiento de anuncios.com

 

1996. En aquellos momentos todos ya sabíamos que una importante revolución tecnológica estaba emergiendo, aunque no estoy muy seguro si todos éramos plenamente conscientes que, tras ella, se escondía otra revolución más trascendente, la social. Estábamos en los inicios de una nueva época que dio origen a un largo periodo de fiebres.

La primera de las fiebres fue la de registrar dominios. A principios de 1996 todavía se podían encontrar algunos interesantes. Uno de ellos era anuncios.com. Lo descubrí una tarde, por casualidad. Me sorprendió que nadie aún lo hubiera comprado. Además del nombre de la revista era un término genérico atractivo para cualquier proyecto o compañía relacionado con la publicidad, así que llamé al que era director general de Anuncios en aquel momento, Javier Castro, y se lo dije. Yo estaba excitado por el descubrimiento. Él no tanto.

– Javier, he visto que el dominio anuncios.com está libre, tenéis que comprarlo.

– ¿Por qué?

– ¿Qué por qué? Porque es perfecto como dirección URL para vuestra versión online. Es vuestra marca.

– Sí, claro. Lo que pasa es que todavía no hemos decidido salir online.

– Ya me imagino, pero te aconsejo que de momento lo registréis. No es muy caro y así ya será vuestro.

– Está bien, gracias, me lo pensaré.

– No Javier, no te lo pienses. En estos momentos cualquiera puede registrar ese dominio. En serio, compradlo ya. Si puede ser hoy mejor que mañana.

No recuerdo si esa fue exactamente la conversación, pero sí recuerdo que me hizo caso más por mi insistencia que porque tuviera un claro interés por estar online. Internet en aquella época era algo de lo que se hablaba –y mucho- en la prensa, pero no tenía una gran presencia en el día a día de la vida de las empresas. Estábamos en plena época del fax y sus ruidos, y todavía no habíamos acabado de entrar en la época del modem y los suyos. Así nació Anuncios.com. En esa época entre ruidos.

Al cabo de no demasiado tiempo –seguramente menos del que Javier y yo pensábamos- la revista tuvo su primera versión digital, muy precaria, como lo era todo en esa época. Recuerdo que la arquitectura de aquella primera web nos planteó muchas dudas. No teníamos claro si era mejor diseñar la home como si fuera la portada de una revista –creando expectación con una noticia gráfica relevante para invitar al lector a entrar-, o si renunciar a crear una identidad visual atractiva y exhibir los contenidos desde la home en forma, no de portada, sino de índice. Optamos por la segunda. Visto ahora no creo que fuera una mala decisión.

Lo bueno de aquellos primeros años es que no teníamos la menor idea de lo que estábamos haciendo, aunque aparentáramos lo contrario. La ignorancia agudiza tus sentidos porque te hace estar siempre alerta y te obliga al mismo tiempo a ser osado. Visto en perspectiva, si echo la vista atrás, creo que todos nosotros éramos bastante más audaces de lo que somos ahora, y la audacia es un buen motor para conquistar nuevos territorios. Además, ser ignorantes nos permitió seguir el siempre eficaz modelo de ensayo y error, y no hay mejor método para aprender.

Los pioneros del mundo digital de aquella época -audaces, ignorantes, fascinados por el juguete- nos movíamos por intuición, tanteando a ciegas el terreno, empleando el sentido común y guiándonos por nuestro olfato. Acertamos en algunas cosas, nos equivocamos en muchas otras, pero de todas ellas aprendimos, sin duda, y eso tiene un valor impagable.

Hoy disponemos de innumerables manuales que nos garantizan el éxito, unos más atinados que otros, pero no por eso deberíamos dejar de emplear nuestra intuición y olfato. Primero porque no parece que el éxito pueda garantizarse, si fuera así todo el mundo lo alcanzaría sin demasiado esfuerzo. Y segundo porque los modelos de éxito te llevan a hacer lo que todos hacen y a seguir el camino que todos siguen, de modo que te dirigen inevitablemente a ocupar un lugar más en el pelotón de lo de siempre. Necesitas salir del manual si lo que ambicionas es sobresalir en ese pelotón.

1996. Cuando echo la vista atrás no puedo dejar de recordar la sensación que todos teníamos en aquel momento de que el futuro estaba llegando. Pero lo que no supe adivinar es que desde entonces el futuro no ha dejado de llegar, sigue llegando, como una ola sin resaca, sin contraola. Hoy pienso que debemos considerar que ésta es una situación estable dentro de la inestabilidad, que el futuro ya nunca más dejará de llegar, que seguiremos en esta época de transición de manera indefinida, es decir, que no estamos en tránsito sino que el tránsito es el contexto.

No es fácil acostumbrarse, todo sigue cambiando y mucho, pero me parece que eso no son malas noticias, al contrario. Vivir en un entorno en continuo movimiento significa vivir en un entorno de continuo aprendizaje. Nada me parece más enriquecedor.