Salid urgentemente de ahí. 

Voy a decirlo. Esto está lleno de monstruos. Los estamos creando nosotros. Al monstruo de la violencia ya le vimos las patas el 1-O. Muchos sentimos de cerca su aliento, es horrible, pero en realidad todavía no ha actuado. De ahí el terror que sintió tanta gente en la calle el pasado domingo. 

El monstruo de la violencia es devastador pero al menos ya lo conocemos, las imágenes lo delatan, es ruidoso, se pone él mismo en evidencia. Sin embargo hay otros que pasan desapercibidos y son mucho peores. Uno de ellos es el monstruo que diluye nuestra individualidad y nos convierte en masas. Ese es peor porque nos destruye lentamente y en silencio. Puedo describíroslo porque os confieso que ha entrado en mí, he convivido con él desde hace unos días. 

Lo explico. Todos nosotros somos distintos, pensamos distinto, somos individualidades únicas, singularidades maravillosas, pero cuando sentimos presión social nos agrupamos. En grupo nos sentimos más protegidos, soportamos mejor el dolor. Desde el grupo pensamos con más eficacia porque reafirmamos nuestras ideas acomodándolas a las ideas que nos llegan de los demás, nos defendemos mejor frente a agresiones externas, nos sentimos más fuertes. Pero si el grupo crece y la presión aumenta, empezamos a perder aquello que nos hace únicos, nuestra singularidad, y comenzamos a pensar y a actuar como si fuéramos uno solo. Es entonces cuando surge la masa. 

No lo parece pero poco a poco la masa diluye nuestra unicidad, lentamente nos engulle en un pensamiento único para actuar bajo un criterio colectivo, nos lanza a la calle para gritar consignas con su única boca, nos empuja a buscar gente que piense como nosotros, a trenzar argumentos que confirmen lo que pensamos, a ver vídeos y leer comentarios cuyo único fin es que él crezca más y más. La masa nos transforma velozmente porque actúa sobre algo muy delicado, sensible, como son nuestros sentimientos, y los sentimientos son contagiosos. Una vez entra en nuestros sentimientos empieza a actuar sobre nuestro raciocinio y la mente del monstruo acaba comiéndose a nuestra propia mente. Desde ese momento perdemos nuestra distintividad, nuestra individualidad, y sin ella dejamos de ser lo que somos, dejamos de ser verdaderas personas.

El verdadero peligro es que cuando crece, sea de la ideología que sea, a la masa, al monstruo, le empieza a molestar la diferencia. Notarás que el monstruo vive en ti o cerca de ti, cuando, sin apenas darte cuenta, tratas de buscar confirmación social en aquellas ideas que compartes y a disimular, o a esconder, o a callar, las que no compartes. Cuando empiezas a actuar como si los que no están contigo, los que no son de tu masa, fueran una molestia social, una desarmonía, un error a corregir. La masa nos vuelve a todos intolerantes, aunque justamente nos creamos, como masa, que somos los defensores de la tolerancia. Aunque nos guste ver un vídeo de un tipo con una bandera española votando mientras es aplaudido por los demás. Pensaremos que es tolerancia pero es autocomplacencia. La autocomplacencia también alimenta al monstruo porque debilita nuestra autocrítica. Y si perdemos la autocrítica lo perdemos todo. 

Confieso que he estado en manos de ese monstruo. No por ideología, porque a mí en el fondo me importa un pimiento el nombre del país en el que viva, pero el dolor compartido del domingo me estaba convirtiendo en parte de una masa que no era capaz de ver. Una persona, a la que quiero y admiro, me lo señaló con el dedo, repetidamente. Me costó mucho darme cuenta, sentir su presencia, los seres humanos somos terriblemente emocionales, cabezotas, ciegos de aquello que no nos gusta ver, pero finalmente he podido distinguir sus negras pezuñas. Gracias, Miranda. 

No quiero sentirme parte de ninguna masa que grite consignas, que actúe con una sola mente, que hable con una sola voz, que solo vea el monstruo que habita en los demás y no el propio en el que vive. No quiero que mis palabras hagan daño a nadie, ni confundir el monstruo que anida en el interior de mis amigos con mis amigos, ni pensar que la gente que piensa como yo tiene más cosas en común que la gente que piensa diferente. Quiero salir de ahí. Deberíamos todos, urgentemente, salir de ahí. Y no esperemos ayuda. En nada nos van a ayudar los políticos, porque ellos ya han sido devorados hace tiempo para dejar de ser las personas que realmente son y convertirse en marionetas alentadas por las masas. Ni nos van a ayudar los medios de comunicación, que movidos por intereses comerciales y comprometidos con los poderes políticos, nos ofrecen un espléndido y apetitoso bufet de información envenenada de todo tipo para reafirmar nuestras convicciones, sean cuales sean, y alimentar al monstruo que se ha instalado en nosotros. Ni las redes sociales, que están convirtiendo las peligrosas, aunque descerebradas, masas de principios del siglo XX en las nuevas masas del siglo XXI, terriblemente más dañinas porque están dotadas ya de sistema nervioso, no de inteligencia, desafortunadamente, pero sí de sistema nervioso. Lo tenemos todo en contra. Las personas lo tenemos todo en contra. 

Siento, quiero pensar, creo que nos conviene pensar, que la sociedad española y catalana solo tiene un enemigo común, profundamente dañino, que se esconde entre banderas, que crece bajo las consignas, que se justifica con nombres sagrados como democracia, legalidad o libertad, y que se alimenta de los nobles sentimientos de todos nosotros. Creo que este problema solo lo podemos solucionar las personas. Sacando a la persona que llevamos dentro, esa persona única, distinta, que hace que seamos valiosos, diversos, extraordinarios, y anteponiéndola a los intereses grupales de una masa que, a la que nos descuidemos, nos engullirá y nos disolverá.

Confieso que me he equivocado, más de una vez, con mis comentarios, en redes y en privado. He intentado ser educado, mostrar las opiniones de la prensa reputada más que mis propias opiniones, emplear las mejores palabras, pero sin darme cuenta lo hacía en el fondo para reafirmar aquello en lo que creo, como estrategia para ser más convincente. No era consciente, disculpadme por ello. Trabajaba, sin quererlo, para una masa que sibilinamente se esconde entre los sentimientos de un pueblo que se ha sentido humillado y golpeado, y entre la que se encuentra la gente que más quiero. 

Os invito, encarecidamente, a que tratéis de distinguir al monstruo. El de los otros, ya lo estáis viendo, seguro. Olvidaros de él. Buscad el otro, el vuestro, no es fácil distinguirlo porque es del todo invisible, pero os aseguro que está ahí. Verlo, reconocerlo, es el primer paso para poder escapar de la pesadilla en la que todos estamos cayendo.

25 comentarios en «Salid urgentemente de ahí. »

  1. Qué pena que a veces, solo las masas puedan generar cambio. El sufragio femenino (entre otros) no lo consiguió una sola mujer, por desgracia. Y quizás para conseguirlo… pues sí, debieron ser monstruosas seguro.

    1. Bueno la injusticia tras el sufragio universal dista mucho de ser la misma que la de autonomía frente a indepencia de 7 millones de personas de una región… La represión real (que sigue) frente a la mujer está a años luz… además el feminismo es igualdad

  2. Gracies Dani.
    Si cert, en tot el que dius, ajuda la visio que dones…, el que es per mi imperdonable, es la violencia i la mentira, la injustícia…
    Es com diuen, la ratlla vermella, tenia esperança que psoe i podemos fesin moció de sensura al pp. I podesin parlar.
    Es cert que la gent, en generic, s atrapa en la massa, es molt atractiu sentirte fort sent molts…i ens perdem en el “guanyar, perdre”
    Avui l Albiol s ha emocionat amb els policies, fent “patria”, la mateixa emocio que puc sentir jo quan veig la cadena humana feta per els catalans.

  3. Parece un buen escrito pero al final es una oda al nihilismo y a la falsa equidistancia. No tomar partido por ninguna parte, todos son iguales etc. Entre Gandhi y los británicos: ¿Donde estaba la Equidistancia?
    Pues nada, a inventarse un relato para pasar de todo, eso sí, pasando por encima de los alienados cabezahuecas. Menuda pamplina.

    1. Perdón, creo que en este escrito no hablado en ningún momento de que la gente no tenga un criterio, es más insta a que se tenga un criterio propio y no uno de la masa.
      Creo que todo lo que escribe es para alentarnos a que descubramos que tenemos en el corazón un resentimiento y un odio a la otra parte y que si nos distanciamos de la masa tenemos más capacidad de ver personas y no enemigos, y ganar convivencia.
      Yo también he caído en la trampa y de hecho siento cierto alivio desde ayer que conseguí salir de un desasosiego continuo porque sólo veía gente que me odiaba por ser lo que soy.

    2. ¿Oda al nihilismo o sensatez y camino del medio? ¿Vale la pena romper las conexiones humanas positivas entre individuos con ideologías e identidades distintas por apego a una bandera? La polarización divide y define grupos distintos donde antes había unidad en la diversidad. La inevitable dualidad en la percepción individual no constituye una amenaza real para ningún individuo cuando hay un atisbo de conciencia sobre ambos polos; cuando uno acepta un solo lado, abandona el otro en forma de sombra. Donde no hay apreciación no hay conciencia. Sin diálogo no hay puentes y el intercambio constructivo se detiene.
      Este monstruo que se menciona es real y habita en parte dentro de cada uno en forma de miedo. El miedo es indefinido y se opone a lo que nos es conocido, definible y afín al ámbito o perspectiva habitual. El miedo se nutre de viejas heridas, de desprecios y nos engulle en la trampa visceral haciendo sentir amenazada la integridad del perceptor. Nada más lejos de la solución sería ahondar en semejante negatividad. El monstruo se alimenta del fast food mediático y las recetas de los voceros políticos, y viceversa.
      Rajoy y Puigdemont me recuerdan a dos pistoleros de un sangriento western que se alejan paso a paso después de haberse retado en duelo espalda contra espalda. Los que estamos en el medio si no nos retiramos a tiempo seremos carne de sus balas cuando se giren para disparar.

    3. Creo que el pensar por tí misma/o no significa que pases de todo. Invita a que la gente tenga una opinión propia de las cosas y no nos dejemos arrastrar por la fuerza emocional de la masa, que a su vez es arrastrada por los dictados de cuatro políticos que, seguramente sí tienen sus propios intereses y necesita del pueblo, de las masas para conseguir sus objetivos o mantener su statu quo. Se puede ejercer el sentido de la crítica y estar implicada/o en la causa x, ser solidaria/o con tu entorno y no caer en el odio fácil y destructivo.

  4. El diálogo es el mantra que repiten una y otra vez los que no tienen ninguna responsabilidad o los que quieren la derrota del Estado y la Ley. Por desgracia, el gobierno ya ha agotado todas las vías con un niño malcriado que además se ha envalentonado en su rabieta. Churchill no negoció con los fascistas. Lincoln no negoció con los secesionistas. JFK no negoció con los supremacistas xenófobos. En los tres casos se aplicó la ley y la fuerza responsable. Y aquí paz y luego gloria.

    La ventaja de este levantamiento que se ha ido larvando durante 30 años es que todos nos hemos quitado las caretas. A los que estamos a favor de la solidaridad y la igualdad entre españoles se nos ha acabado la paciencia con el victimismo y supremacismo inventado del nazionalismo rancio y cutre. Ahora estás con la igualdad entre los españoles (PP – Ciudadanos – Casa Real) o estás contra la convivencia pacífica y el respeto a todas las sensibilidades (Podemos, ERC, CUP, PdeCat…)

    Los que pretendan quedarse en una confortable zona gris y equidistante como el PSOE o como tú admirado Solana, serán corresponsables del problema y deberán atenerse a las consecuencias.

    Vencimos el golpe de estado del 23-F y volveremos a vencer el golpe de estado del 1-O

    Sin miedos, sin complejos. A por ellos.

    1. El 23-F un golpe de estado propiciado por la GC y que curiosamente forma parte fe todo el entramado que hay desde Franco, el Rey, Pp, Psoe….había que levantar la credibilidd del monarca que perdia fuelle…y les salió bien hasta ahora.
      El 1-O no es golpe al estado, era votar para seguir con el, o adiós a este.

      Otra cosa es lo que os hacen quereis creer..

      1. El 1-O fue un golpe de Estado en toda regla y a cámara lenta, es decir, con aviso previo. Cuando vi la intervención de SM el Rey, supe que la democracia y la soberanía nacional prevalecerían. Tejero acabó en el talego, adivina dónde van a ir el president y compañía.

        Vixca Espanya i Vixca Catalunya lliure de borinots. Aturem el neo-feixisme nazionalista.

    2. A por ellos. Quienes son “ellos”? Yo? mis amigos? la gente que estamos asqueados de que un Gobierno corrupto hasta la médula, de un Rey cuyo mérito es haber nacido? votar NO como mucha gente que conozco es sedición? odio el monstruo que reconozco dentro mío cuando leo cosas como las que escribes; pero más odio el tuyo, porque tú sí no lo ves.

      1. La ley es igual para todos, hasta ahí me sigues ¿No?

        Cuando digo “a por ellos” me refiero a todos los que han violado la ley mediante un referéndum ilegal y chapucero porque se creen el ombligo del mundo, producto de 30 años de sectarismo ideológico. No intentes escurrir tu responsabilidad sacando la corrupción del PP, porque hoy no toca ese tema. Churchill era un borracho. JFK un mujeriego. Ningún británico fue tan estúpido como para confraternizar con los nazis porque su líder era un borrachuzo.

        Así que el PP no está legitimizado para defender la soberanía de España porque tiene casos de corrupción ¿Disculpa? ¿Tú sabes cuánto os han robado vuestros iluminados líderes?

        Y sí, querido, o estás con la igualdad entre españoles, el respeto a la soberanía nacional y la constitución o estás con los delincuentes.

  5. Nos enseñaron que no pueden sumarse manzanas con melones, pero no a que es posible (y necesario) sumar mentalidades, sin que por eso el resultado sea la masa

  6. Pues yo creo que tienes mucha razón. El problema es que la gente no sabe o no quiere verlo, porque cuesta aceptarlo. Gracias por tus reflexiones.

  7. Gracias por tu post! Necesitaba poner por escrito lo que tenía dentro y tú lo has hecho en gran parte.

    P.S.: Sugerencia: pon las RRSS para compartir en la web, ¡vale la pena! 😉

  8. Gracias daniel. Qué dificil es no dejarse manipular y preservar esa singularidad de la que hablas. Mañana la saco.
    un abrazo.

  9. Trobo que aquesta és una lectura un pèl simplista de la massa. La massa es pot mirar com un ramat d’ovelles o com el poble unit. Depèn de qui s’ho miri i probablement l’esbiaixi el nivell de confluència ideològica.
    Mobilitzar-se en grans grups és la clau d’un canvi en societat. Eren una colla de tanoques manipulats, els bolxevics? O sabien molt bé el que es feien? No ho sé, però de Romanov no en van deixar ni mig… per bé o per mal.
    Dins d’una multitud cohesionada hi ha una part desconeguda d’éssers crítics. Els fa tornar gregaris, unir-s’hi? Encara que discrepin en la forma però no en el fons del motiu? Cal fer alçaprem que ningú és completament autònom en el seu pensament i per tant lliure d’influències.

  10. Yo he tenido los dos sentimientos, un día me levanto luchadora y el otro, pensando si todo esto vale la pena. Es cierto que somos personas individuales, que debemos pensar como tal, pero también es cierto, que sin lucha, o llamemos lo como queramos, no se consigue nada. Podríamos seguir en el Paleolítico.
    La mayoría de los derechos que hemos conseguido en la sociedad ha sido a base de sublevaciones y saltarse la ley muchos casos.
    Con esto, no quiero decir, que esté de acuerdo con todo lo que está pasando estos días, pero sí tengo clara una cosa. A este punto nos han llevado los políticos, pero creo que la solución solo puede llegar por parte de la sociedad. Yo no espero más. Los que ahora están en el poder, ya no me representan, ni unos, ni otros.

  11. A lo que os leo comparando toda esta pantomima con Mahatma, Kosovo, el sufragio femenino, hablando del “golpe de estado del 23-F” -como si el Rey no lo hubiera conocido de antemano-…no sé si echarme a reír a carcajadas o a llorar desconsoladamente.

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