Comprender con los ojos.
Daniel Solana 12 enero, 2014Perceptología. ArticleYo entiendo la fluidez cuando veo un río, y entiendo la inmensidad cuando veo un océano. Me hubiera resultado muy difícil comprender lo que representa la fluidez o la inmensidad de no haber visto el río o el océano. Sin embargo, pese a la complejidad de ambos conceptos, he conseguido entenderlo perfectamente sin necesidad de razonarlo. De un simple vistazo lo he comprendido.
La comprensión con los ojos es una forma distinta de comprensión que la comprensión intelectual. Se trata de fijar la vista en algo aparentemente ininteligible y de repente entenderlo sin haber necesitado emplear ningún tipo de razonamiento lógico consciente. Nos saltamos el proceso de razonamiento, las premisas, y vamos directamente a las conclusiones, a la comprensión. El mar es inmenso. Punto. Eso se ve, se comprende.
Puedo comprender lo que es el peligro simplemente mirando un tigre que está acechándome. Puedo comprender lo que es la ternura con sólo mirar a una niña jugando con un gatito. Puedo comprender muchos conceptos endiabladamente complejos, como la solidaridad, el equilibrio, la profundidad, el amor, sin necesidad de emplear ni un ápice de mi racionalidad, directamente desde mi hemisferio derecho, sin necesidad de que el izquierdo interprete. No hay nada que interpretar.
Una vez que he comprendido visualmente algo, luego lo puedo pensar, razonar, emplear mi hemisferio izquierdo para manipular y juguetear con los recuerdos de lo visto. Puedo representarlo visualmente en mi cabeza, moverlo, transformarlo, fragmentarlo o vincularlo con otras cosas. Puedo ubicarlo en lugares donde no estaba, buscar analogías o hacerlo evolucionar, someterlo a mil pruebas, destruirlo, desguazarlo. Puedo construir abstracciones y recrear en ellas lo que he visto. Puedo describirlo, dibujarlo, comunicarlo, explicarlo, convertirlo en debate, en un libro, en un vídeo o en una entrada en un blog.
Pero quien me lo ha hecho entender son mis ojos. Mis ojos no sólo se dedican a ver las cosas. Mis ojos «comprenden» las cosas.
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¿Puede ser que esta “comprensión” a la que te refieres, sea una manera que tiene el cerebro de trabajar, no tanto hemisferio izquierdo y hemisferio derecho, sino pensamiento rápido y pensamiento lento? Lo describe Daniel Kahneman en su obra Thinking, Fast and Slow, como la dicotomía entre dos modos de pensamiento: el Sistema 1 que es rápido, instintivo y emocional, y el Sistema 2 que es lento, más deliberativo y más lógico.
Creo que sí, tienes razón. En cierto modo es una comprensión súbita, propia de nuestro Sistema 1, aunque entiendo que los sistemas rápido y lento tienen que ver con nuestros dos cerebros, izquierdo y derecho.
Leí en un artículo de una revista científica un estudio que sugería que el hemisferio izquierdo de los vertebrados se especializó en su momento en el control de conductas y actividades previsibles y ordinarias, y en cambio el derecho en la detección y respuesta ante estímulos inesperados. Es decir, que para lo imprevisto necesitemos las reacciones rápidas de nuestro Sistema 1, en cambio para lo ordinario podemos tomárnoslo con más calma y emplear el lento y preciso Sistema 2.
El artículo hablaba de experimentos con vertebrados en los que estos eludían con más eficacia a los depredadores que aparecían por el lado izquierdo de su campo visual –hemisferio derecho- que los que aparecían por el lado derecho -hemisferio izquierdo-. Nosotros mismos, podemos emplear mejor la mano derecha para tomar sopa con una cuchara de manera rutinaria, pero si nos atacan inesperadamente y hemos de reaccionar rápido, levantaremos el brazo izquierdo para protegernos. O al contrario si somos zurdos.
La reflexión me sugiere que no hemos de desconfiar de nuestra comprensión intuitiva rápida, porque es la que hasta ahora nos ha salvado el pellejo frente a las adversidades. La comprensión lenta sirve para interpretar, y volver rutinarias esas soluciones óptimas que tomó nuestro cerebro derecho.
Bravo.
Totalmente de acuerdo con el post.